Siempre he sostenido que el populismo tiene un plan aunque parezca dar palos de ciego. El del presidente argentino ya aflora con claridad. Javier Milei quiere desmontar el Estado, suprimir servicios públicos y convertirlos en negocio privado. En paralelo, aunque parezca no tener que ver, ha liberalizado el acceso a armas de fuego, rebajado la edad legal para portarlas y, ahora, facilitado la compra de las semiautomáticas. Un especialista en crispar, señalar como enemigo a quien piensa diferente, que desmonta la ley y los servicios, necesita una cohorte armada privada por si algún día perdiera las elecciones.
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