Cuando uno tiene un vínculo preadolescente con un icono, no se pone a sacarle faltas a estas alturas. No habrá pocos que reprochen a Bruce Springsteen su militancia política y el hecho de convertirla en parte de su espectáculo. Entiendo que no les apetezca ir a un mitin cantado. No es mi caso. Al ‘jefe’ se le quiere o no, pero no engaña. Sabes que te va a colar su sermón sobre derechos y libertades ‘in the USA’, la importancia de la fe y la comunidad. La vis de telepredicador que sus fans conocemos. Así que, en su gira canta contra el totalitarismo y el matonismo de Trump, y yo le haré los coros. Lo que diga ‘el jefe’, vamos.