Nadice estamos libres de sufrir un ataque de importancia. Te puedes venir arriba por las mil y una cosas y, en ocasiones, esto te lleva a descoyuntarte la mandíbula por el bocado inmenso que pretendes dar al elefante. El elefante ahora mismo se llama guerra comercial y se puede encarar con temple, con firmeza y hasta con servilismo. Pero nunca con un ataque de importancia. A Santiago Abascal le dio uno el domingo cuando se ofreció a mediar con Trump para resolver la crisis global. Una cosa es que estés encantado de haberte conocido y otra que le importes un pito a quien te regala una foto firmada.