La Ley ELA, por fin
A veces, los políticos hacen exactamente eso para lo que les votamos: legislar para mejorar la vida de la ciudadanía. El último ejemplo es la Ley ELA. Esto a pesar de que sí, tendría que haber llegado muchísimo antes y les ha costado no pocas peleas a las asociaciones de pacientes. Lamentablemente, para algunos llega tarde. Para otros, afortunadamente, es la promesa de que tendrán una buena asistencia y que ésta no dependerá de cuánto dinero tenga cada familia en la cuenta, como debe ser en un Estado que se dice del Bienestar. Pero esto no acaba aquí: la investigación debe continuar y, para eso, hace falta financiación.
Dignidad en la muerte
Las leyes deben garantizar la dignidad y los derechos de los ciudadanos. Otro ejemplo es la de la eutanasia. Nada hay más preciado que poder elegir cómo quieres vivir tu vida…y cómo quieres terminarla, si sufres algo que hace de tu día a día un verdadero calvario. Estoy y estaré siempre en esa orilla. Ahora, una investigación liderada por la Universidad de Granada viene a señalar lo que para mí es evidente, que es una opción libre y que no favorece el suicidio: “La legalización de la eutanasia no abre la puerta a otras prácticas médicas no éticas” (El confidencial). Derecho a la dignidad, también en la muerte. No hay más.
Un SMI de 1800€
Cualquiera diría que acabamos de pasar unas elecciones en Euskadi, con tantas siglas haciendo campaña. Bildu se quiere anotar el tanto de una subida del SMI hasta los 1.400 euros, pero ELA y LAB han lanzado sus respectivas propuestas: 1.800€ (en 14 pagas) y 1.600€. Casi parece esto una subasta, oiga. ¿Quién da más? Bravuconadas aparte, ¿esto quién lo paga? No me malinterprete, claro que quiero más dinero en mi cuenta a final de mes (como todos), pero hay que ser responsables. Prometer está muy bien, pero está mejor pensar y diseñar un cambio estructural bien definido que sustente esa promesa sin crear un agujero.
El tiempo de los autónomos
Claro que lo del SMI a un funcionario, por ejemplo, le suena a ciencia-ficción. No tengo nada en contra del sector, pero hablamos de un mundo aparte con unos sueldos y condiciones con los que los empleados por cuenta ajena sólo podemos soñar, y no hablemos de los autónomos. Ellos se lo guisan y ellos se lo comen, pero a costa del tiempo: “UPTA pide la reducción de jornada para autónomos porque trabajan de media 24.420 horas más que un asalariado” (El Confidencial Digital). Claro que para eso hace falta que entendamos que no todo puede ser Amazon, y respetar los tiempos (y los días) de descanso.
Jornada laboral de 6 días
Los autónomos meten más horas que el resto y mientras aquí se sigue debatiendo sobre la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas a la semana, en Silicon Valley se desmarcan de una tendencia a la que se suben cada vez más países: “Semanas laborales de seis días y sin teletrabajo” (El Confidencial). Nos cuentan que la cultura del sobreesfuerzo ha llegado a EEUU y que, “si no te lo curras, no sobrevives”. Me niego a ver como normal que alguien se mude a una caravana en un parking para estar más cerca de su trabajo. El atractivo de esta dedicación es un sueldo de 6 cifras. Y digo yo ¿para qué, si no tienen tiempo de gastarlo?