CORRÍAN los primeros años de la década de los años 80 del siglo XX, cuando el pensador y autor estadounidense John Naisbitt publicó el libro: Macrotendencias: Diez nuevas orientaciones que están transformando nuestras vidas. Inmediatamente se convirtió en el número uno en ventas en Estados Unidos, país en donde se aplica el análisis de esa publicación, aunque es extensible al resto del mundo.

Macrotendencias del pasado y del presente

Considero que siempre resulta interesante hacer una valoración de aquellas macrotendencias identificadas en 1983, a la luz de la actualidad. Pero también tendremos en cuenta otras macrotendencias presentadas en estos días por otro gran autor, el profesor Moisés Naím, que las identifica en su libro Lo que nos está pasando.

Para no alargar en exceso el texto, presentaremos su enunciado, dejando al lector la oportunidad de completar su significado con la lectura de esos dos libros. Respecto al primero de los autores, las tendencias presentadas se centran en las migraciones relacionadas con la evolución de una sociedad industrial a una sociedad digital; de una tecnología base a la alta tecnología; de una economía nacional a una economía mundial y de la superación del enfoque a corto plazo al de largo plazo.

Naisbitt también fue premonitorio al marcar el inicio de un proceso de la centralización a la descentralización, así como de la ayuda institucional a la autoayuda o el paso de la democracia representativa, a la democracia participativa. Hace más de 40 años, ya auguró el cambio de la jerarquía a las redes; del norte rico y desarrollado, a los avances, en términos de crecimiento, del sur; y, por último, de las alternativas mutuamente excluyentes a las opciones múltiples. Resulta interesante el progreso de cada una de esas propuestas. De aquellos polvos...

Por lo que respecta a las macrotendencias presentadas por Moisés Naím comenzamos su presentación con la misma expresión que utiliza el autor en su libro Las cosas que antes nunca habían sucedido. Los “movimientos telúricos” propuestos, se refieren al cambio climático; al movimiento de masa de gran intensidad y volumen, intra e intercontinentales, es decir, se puede hablar de crisis migratorias. También pronostica la creciente intrascendencia de la distancia física para la vida de las personas, especialmente en el ámbito laboral, así como la edición del código genético de los organismos vivos, lo que indica que la alteración genética es un hecho; todo sucede más rápida e intensamente.

La irrupción de la inteligencia artificial tiene bastante parecido, es decir con el contenido de la obra de Samuel Beckett: Esperando a Godot; el apogeo de la exploración espacial, militarización y comercialización incluidas. Naím también recoge la crisis global en la que se encuentra la democracia y los efectos derivados de carácter no sanitario de la pandemia del covid-19 y, por último, se constata la aparición de antivalores que debilitan la democracia, especialmente, la normalización del uso de la mentira como recurso informativo y justificativo, y la aceptación, consciente o inconsciente, de la misma.

A modo de síntesis podemos sugerir que las veinte orientaciones evolutivas indicadas por John Naisbitt, hace más de cuarenta años, y por Moisés Naím, más recientemente, identifican movimientos estructurales en los elementos sobresalientes que conforman nuestras sociedades en el día de hoy, y, además, de manera acertada.

Creo, también, que existe una correlación entre las macrotendencias de uno y de otro, es decir, que la aparición de unas facilita la irrupción de las otras. Y ese acierto causal afecta, además, al conjunto del mundo. No es algo privativo de nuestro entorno próximo y, por lo tanto, supone un abordaje más complicado de aquellas medidas que pretendan suavizar los efectos negativos que afectan al conjunto de la ciudadanía.

Finalizando, revindicaré, por un lado, a aquellos personajes que con solidez intelectual y poca aversión al riesgo de equivocarse, nos indican algunas de las macropautas que influirán sobre nuestra existencia, en el largo plazo.

Encuentro conveniente estructurar las mismas de una manera algo diferente, y en cuatro grandes transformaciones. De una parte, las variables inductoras, causantes principales de las transformaciones desarrolladas o influidas por el ser humano:

—La tecnología relacionada con la comunicación e información.

—El cambio climático.

—Defensa a ultranza del statu quo, es decir, resistencia al cambio en el dominio.

Por otra parte, los efectos de la actuación de esas variables:

—Transformación de las relaciones sociales.

—Transformación del hábitat.

—Transformación de la estructura productiva.

—Transformación del marco global de relaciones. La mundialización.

Por último, animo al lector a comparar los conceptos aquí presentados con las permanentes ocurrencias que algunas organizaciones, de manera insistente, proclaman diariamente en sus mensajes. En esos discursos, las formas y los contenidos cuentan, dominando en las primeras las malas y, además, sin fiabilidad en los segundos, lo que, unido a cierta incultura en determinados liderazgos, supone un riesgo excesivo para la mayoría de los ciudadanos. l

Economista