PARA conocer los nombres de los gigantes de la comparsa de Pamplona es necesario realizar una consulta en la red. No son tan famosos como el kiliki Caravinagre. Aunque en lenguaje coloquial se expresan como parejas de reyes europeos, asiáticos, africanos y americanos, son: Joshemiguelerico y Joshepamunda; Sidi Abd El Mohame y Esther Arata; Selim-Pia El Calzao y Larancha-la; Toko-Toko y Braulia. ¿Podría ocurrir que a nivel social tampoco conozcamos los nombres de los gigantes? ¿Quiénes son las personas más importantes en el desarrollo de una sociedad?
Pensemos en los titulares de los diferentes medios de comunicación: animo al lector a que realice un repaso de los mismos. Podemos distinguir entre sucesos, vida cotidiana, datos estadísticos y personas. Los fenómenos excepcionales acaparan las noticias principales. Pensemos en las fatídicas guerras: por desgracia, se han vuelto más habituales. Siempre han existido y en distintas formas; nada tienen que ver los conflictos en Latinoamérica con los de África. Sin embargo, ahí están. Aquí la distinción decisiva es geográfica: Ucrania está más cerca que la República Democrática del Congo. Sí, asuntos poco habituales y en la mayor parte de las ocasiones negativos como accidentes, inundaciones o incendios ocupan la primera plana.
Los temas relacionados con la vida cotidiana siempre son de interés: carnaval, fiestas, reformas en las infraestructuras, ciudades o pueblos, asuntos culturales o educativos como el posible cambio de horario en los colegios nos importan, los seguimos y en ocasiones son objeto de apasionado debate. Los datos estadísticos son, a su vez, de dos tipos. Por un lado, indicadores habituales del estado de una comunidad o país como el crecimiento económico, el desempleo o la inflación. Salvo variaciones extremas ocupan las páginas interiores. Por otro lado, pueden alertar de problemas presentes y futuros. Ejemplos: el informe PISA alertando de la bajada de nivel de la educación, el incremento de la proporción de jóvenes adictos al juego (en especial a las apuestas de internet) o el excesivo tiempo de uso de las pantallas generan interesantes temas de discusión. ¿Por qué pasan estas cosas? ¿Son graves? ¿Cómo podemos tomar medidas para revertir la situación? En su afán de protagonismo, los gobiernos siempre crean sus “planes de choque” en lugar de crear incentivos y penalizaciones para orientar los comportamientos de la sociedad en el marco de lograr bienestar global.
Los políticos y deportistas suelen acaparar las portadas de los medios. Es, por lo tanto, el momento de volver a la pregunta principal. ¿Son las personas más importantes en nuestro desarrollo? La respuesta no puede estar más clara: no y no. Si definimos un líder como alguien que se dedica a unir con valentía a la sociedad para lograr objetivos comunes es difícil pensar en dirigentes políticos que cumplan con ese papel. Muchos de ellos se dedican a crear divisiones y en los casos más extremos a generar odio con el fin último de mantener su posición. Se trata de seguir en el poder por los deméritos de mi rival (enemigo), no por mis méritos.
Los deportistas nos entretienen, nos inspiran y si además somos seguidores de un club concreto disfrutamos de sus victorias y nos disgustamos con sus derrotas (los aficionados suelen decir que el fútbol es la más importante de las cosas menos importantes). Pero no, no son fundamentales en nuestro desarrollo, aunque tienen sus aportaciones. Nos animan a cuidarnos y a ser más competitivos. Gracias a la Fórmula Uno ha habido avances tecnológicos que después han revertido en la seguridad de nuestros coches. Las grandes obras de ingeniería realizadas en pabellones norteamericanos o campos de fútbol multifuncionales sobrepasan el simple deporte. Bueno, es así: un suceso puede crear efectos varios en el tiempo y el espacio.
Llegamos a la selección definitiva. Los científicos (investigadores o ingenieros) han creado un bienestar sin igual. Si definimos la tecnología como “todo aquello que inventamos los seres humanos para hacernos la vida más fácil” (Luis Pérez – Breva) y teniendo en cuenta que cuando no la usamos para eso es adicción, deducimos que es la clave de nuestro bienestar. Los empresarios que han tomado riesgos para facilitar la vida de las personas con productos y servicios de alta calidad a precio razonable tienen gran mérito. No entrarían en esta clasificación los que aprovechan sus contactos e influencia para obtener condiciones ventajosas. Pensadores o religiosos que han inspirado o han organizado mejor nuestras sociedades y nos han hecho mejores son básicos. Incluimos personas como Montesquieu y la separación de poderes. Excluimos “influencers” patrocinados o vendedores de autoayuda que se dedican a hacer negocios sin predicar con el ejemplo. Por último, debemos recordar a todos aquellos que se dedican a cumplir su propósito y buscan su pequeño desarrollo personal diario.
Todos ellos son los gigantes de nuestro tiempo..
Profesor de Economía de la Conducta, UNED de Tudela