AL contrario que con Benjamín Netanyahu e Israel, gran parte de la izquierda y el progresismo en todo el mundo –incluida Europa, incluida Euskadi– ha sido benevolente, e incluso connivente, con Vladímir Putin y Rusia. Un país donde el colectivo LGTB está perseguido. Pues ahora el Tribunal Supremo ruso ha condenado a la prohibición de este movimiento en pro de los derechos y la igualdad de los homosexuales y otras personas con diversidad sexual, alegando que es un grupo “extremista”, lo que hace de Rusia un lugar aún más peligroso y opresor para ellos. Y no, nadie ha podido hacer en Rusia una huelga feminista.