ME gusta hacer de profeta, pero en ocasiones veo tan claro el futuro que no puedo evitar el pronunciar sobre lo que creo que ocurrirá.

Por fin, habemus presidente, pero me temo que nos quedaremos únicamente en un habemus presidente y con suerte en un habemus presupuesto. No entiendan mal, tiene un metido enorme haber sido capaz de aunar voluntades de tantos y tantos partidos de ideologías parecidas, cierto, pero rivales en los caladeros de votos.

Lo que estamos presenciando es un amor de verano, pero, en temporada de otoño. ¿Qué caracteriza a un amor de verano? Quizás el hecho de que todos sabemos que tiene fecha de caducidad. Para mí, eso son lo que son estos apoyos que ha recibido Sánchez, amores de verano.

Resta decir que lo que yo quiero es estabilidad, porque solo desde la estabilidad se genera el bienestar que, como sociedad necesitamos. Ojalá no viera tan difícil generar esta estabilidad, pero, la verdad es que este cóctel tiene todos los ingredientes y amalgamas de acuerdos que, difícilmente creo que pueda saber a estabilidad.

Son cinco las mesas de negociación comprometidas por el gobierno de Sánchez. Auguro un gran trabajo por delante y especialmente difícil con una oposición tan exaltada, la puerta de Ferraz noche tras noche. Entre los compromisos que a nosotros nos tocan de forma directa, son los dos años que tiene este gobierno para hacer las 28 transferencias comprometidas a Euskadi, son transferencias pendientes desde hace 44 años, quizás esta vez se lo tomen enserio, nunca se sabe.

Otro de los aspectos que me preocupa y que me temo que, generará gran conflictividad, es el ninguneo sufrido por Unidas Podemos. Yolanda, no solo se ha apropiado de esos grupos que conformaban la organización morada, sino que, deja a la formación fuera del gobierno. Mal comienzo si quieres estabilidad. Me preocupa especialmente, la reaparición de Pablo Iglesias después de comprobar que la sororidad entre sus máximas exponentes ha brillado por su ausencia.