En el último partido en San Mamés, el viernes, el Athletic apostó por la paz. Una paz blanca, inmaculada, universal, inmarcesible, abstracta. La paz en el mundo. Todos buenos, todos malos. En determinada grada, sin embargo, iban a lo suyo. Poco antes, el club anunció que había recibido su cuarto expediente sancionador en seis partidos, por cánticos en el campo. Ejemplos: “Carvajal hijo de puta”; “Españoles hijos de puta”; “Arriba, arriba, arriba con la goma 2, que en Euskadi se prepara, pim-pam-pum, la revolución”; “Písalo, písalo”... La paz en San Mamés va a necesitar un verificador internacional.