LOS futbolistas de Irán no cantaron en el Mundial de Catar el himno de su país para mostrar su compromiso con las revueltas provocadas por el asesinato de Mahsa Amini. Y se les amenazó con torturas de repetirlo. Ahora este mismo país anuncia que ejecutará a su exfutbolista Amir Nasr-Azadani (26 años) por participar en protestas por los derechos de las mujeres. La FIFA algo tendría que decir sobre ambas persecuciones, producidas a la sombra de un Mundial que se celebra en un país que vulnera los derechos de las mujeres. No estaría de más un plante como protesta que, por fin, haga mover las cosas hacia donde se debe. Y se puede.