PARECE lógico pensar que la primera ministra británica, Liz Truss, ande agobiada por su devenir político. No en vano, apenas lleva 38 días en el cargo, y ya parece acorralada por los mercados y por sus propios compañeros del Partido Conservador. Su frustrado anuncio de revolución fiscal con una bajada masiva de impuestos le ha puesto en la cuerda floja que trata de salvar con la destitución de su ministro de Hacienda. Se lo explicó a la prensa en ocho minutos y 21 segundos. ¿Será suficiente para evitar que se produzca su Catapum? El tiempo nos lo dirá. Atentos y atentas.