LA totalidad de los casos denunciados de pinchazos a mujeres en las últimas semanas están desvinculados de sustancias químicas. No estamos libres de que puedan aparecer casos posteriores de sumisión química, pero ahora mismo es casi más preocupante el riesgo de que, ante la evidencia de que el terror que hemos descrito no se ha materializado, dejemos todo el asunto en el nivel de la chiquillada. Esto no acaba aquí. No cabe mirar para otro lado ni presumir que “son cosas de chavales”. Si los “chavales” juegan a la cultura del gamberrismo y la intimidación también hay que actuar. l