NO me cabe la menor duda que si fuera hoy el día en el que los accionistas y la dirección de Mercedes tuvieran que tomar la decisión de montar una fábrica fuera de Alemania, si alguien propusiera Gasteiz, se negarían a ello, no porque en Vitoria no haya una plantilla de trabajadores excelentes sino fundamentalmente por tener que lidiar con unos sindicatos minoritarios en la empresa que se han demostrado tercermundistas, extraordinariamente politizados y absolutamente tóxicos para la buena marcha de una empresa seria e innovadora. Hoy, esa decisión se tomaría para invertir y hacerlo en Polonia, Hungría, los Países Bálticos y hasta en Ucrania. Nunca en Gasteiz.

Un sindicalismo tercermundista y antisistema

Decir esto es ser candidato a ser acusado de chantajista neoliberal como lo han hecho contra el Lehendakari Urkullu y la Consejera Tapia y estar al servicio del capital. Lo de ELA, LAB y ESK al parecer no es un chantaje, no es llevar peligrosamente una negociación al límite, al precipicio como dijo la dirección, no es buscar la confrontación (piquetes seudo informativos incluido), no es pedir al director Titos que dimita y al Lehendakari que trabaje los fines de semana, algo que ya hace, cosa que no realizan los dirigentes sindicales de estos partidos, no, lo de ellos es defender a unos trabajadores, que afortunadamente no han votado mayoritariamente por ellos y a una empresa que fuera de Gasteiz, ya veríamos como la Diputación de Araba llegaría a fin de mes en sus gastos sociales. Sin decirlo, lo de estos jugadores con fuego, al parecer es la estrategia resumida en la frase “cuanto peor, mejor”.

Estos días me he acordado de nuestro Jesús Insausti “Uzturre”. Jelkide y sindicalista como el que más, exiliado en Bruselas, tras el fallecimiento del Lehendakari Agirre y de la mano de ELA-STV, en 1962 se traslada a Bruselas para trabajar en la Confederación Internacional de Sindicatos Cristianos que en 1968 se transformaría en la Confederación Mundial del Trabajo (CMT). Entre 1962 y 1980 permanece en Bruselas dedicándose por entero a la acción sindical internacional como jefe de prensa de la CMT adquiriendo un amplio conocimiento de la situación que vivían los trabajadores en América Latina, Asia y África y de forma incansable, plantea infinidad de denuncias ante la ONU y la OIT sobre la violación de los derechos humanos y la libertad sindical en todos los continentes. Asimismo combate denodadamente el crimen político del “apartheid” en Sudáfrica. Su última intervención la hace en Quebec con un informe sobre “La acción sindical y los derechos humanos”. A su regreso del exilio fue elegido presidente del Euzkadi Buru Batzar, si, de ese partido burgués a abatir. Cuento esto porque hoy estaría horrorizado de la manera como los actuales dirigentes de ELA se han apoderado de la sigla, la han vaciado de contenido humanista, hacen una política sindical propia de los talibanes y apoyan las dictaduras de Nicaragua, Venezuela, Cuba y hasta de la invasión fascista de Putin a Ucrania. ”Esta no es mi ELA –seguramente diría– y esto hay que denunciarlo”.

Y recuerdo también a Manu Robles Arangiz, fundador de Soli en 1911, así le llamaban a ELA-STV y del que fue presidente la mayor parte de su vida, habiendo sido diputado del partido burgués EAJ-PNV en las Cortes Republicanas. ”La relación del sindicato y el partido era fácil. Lo nuestro era defender los trabajadores ,con el criterio de las encíclicas sociales de los Papas. Era el cemento que unía el sindicato con el partido, no las órdenes políticas. Defendíamos los trabajadores y defendíamos a Euzkadi. Se producían chispazos, pero buscábamos siempre el acuerdo” . Recuerdo estas palabras en la espera del mitin en la Casilla en pro del Estatuto de Gernika, junto a la Pasionaria. Te daba la mano y te crujían los huesos. Su mano era una tenaza. Cosas que no se olvidan

Hay que destacar que su vida fue la de un refugiado que tuvo que sacar a su numerosa familia como pudo arriesgando su vida colaborando en la red “Alsace-Lorraine” de la Resistencia francesa. En 1952 volvió clandestinamente para reorganizar el sindicato, pero en 1953 fue detenido y encarcelado en Martutene. Tras la muerte de Franco, en el III Congreso de ELA-STV, celebrado en Eibar en 1976 fue elegido nuevamente presidente, siéndolo hasta su fallecimiento en 1982. Ha hecho en enero veinte años. Manu, como le llamaba todo el mundo, vio muy claramente lo que iba a suponer la existencia de ETA y la derivación de su ideología hacia el marxismo leninismo y todos los ismos y denunció a su ideólogo Federico Krutwig en un folleto donde ponía de manifiesto el Caballo de Troya que era para los vascos aquella ideología que nos venía del ejemplo cubano y argelino y lo dañina que iba a ser para la convivencia. Lo hacía desde su sindicalismo, desde su compromiso personal, desde su cristianismo militante, algo imposible de ver en los dirigentes actuales de ELA que solo reivindican derechos, más salario, menos trabajo y más vacaciones a todas horas y sobre todo mucha confrontación, la huelga por la huelga, y el no acudir a las reuniones. Su credo es el menor compromiso, la menor obligación, como hemos visto en el penoso período de la Pandemia donde han llevado incluso al Gobierno Vasco ante los jueces.

Cuando fui elegido diputado, al llegar al Congreso, nos tocó lograr la devolución de su patrimonio incautado con motivo de la guerra. Comprobé asimismo cómo solía visitarnos el delegado de ELA en Madrid. Ocupaba una de las mesas del amplio despacho colectivo que como Grupo Vasco teníamos en Cortes 9 y desde allí seguía de cerca los debates y los proyectos de ley que pudieran afectarle a Euzkadi en sus competencias o afectarles socialmente llegando incluso a redactar enmiendas conjuntas que nosotros defendíamos en comisión y en pleno, algo imposible de que hoy ocurriera, aunque no me extrañaría nada lo hagan con Sortu, de la que se han convertido en sus Sección Sindical Revolucionaria, SSR, unas siglas más representativas de lo que no es ELA-STV nacida en 1911 de la mano del EAJ-PNV. No sé por qué no lo hacen. Igual creen que así tienen esa pátina de respetabilidad histórica y pueden engañar a más de un incauto bienintencionado. Algo que no ocurrió en la Ertzaintza, donde, tras haber sido mayoritarios, hoy son un sindicato marginal, tras el valiente l nacimiento de ESAN, ya hoy el segundo sindicato a pocos milímetros de ERNE como consecuencia de la insensibilidad absoluta de ELA ante los atentados de ETA, incluidos ertzainas, por parte de un sindicato que nació en clave de defensa de todos los derechos humanos.

ELA, LAB y ESK han fracasado en Mercedes. Hay que decirlo porque ahora pretenden darle la vuelta a una acción destructiva. Quienes han ganado han sido CC.OO y UGT, sindicatos españoles para los superabertzales que defienden Euzkadi poniendo en peligro evidente miles de puestos de trabajo. Han sido mucho más defensores de Euzkadi CC.OO y UGT con su sindicalismo al servicio de la realidad que unos maximalistas ideologizados que siguen sin darse cuenta que en las dictaduras no hay sindicatos, dictaduras, que por otra parte, todos ellos apoyan con sus manifiestos, manifestaciones y puños en alto. Y para que no me den ninguna lección de sindicalismo ni del derecho a huelga, he de decirles que ni el descanso dominical, ni la jornada de ocho horas, ni la prohibición del trabajo infantil, fueron emanaciones generosas de la dura economía de mercado y casi ni el sufragio universal o las libertades que los marxistas dogmáticos llamaban despectivamente libertades formales. Cada uno de esos derechos que ahora nos parecen a todos naturales, fueron el resultado de huelgas tenaces y obstinaciones progresivas, del empeño de generaciones enteras de trabajadores a los que el simple hecho de pertenecer a un sindicato les podía convertir automáticamente en forajidos. A lo largo de este siglo y del anterior, tras la II Guerra Mundial, algunas de las libertades y de los derechos que habían sido sueños insensatos para los pobres y para los débiles empezaron a cumplirse en unos cuantos países, sobre todo europeos: la extensión universal de la instrucción pública, lo mismo para los niños que para las niñas, la posibilidad entonces inaudita de que un enfermo pobre recibiera idéntico trato que un rico; la esperanza de que llegada la vejez una persona que hubiera trabajado durante toda su vida, no se encontrara de pronto arrojada al desamparo y a la necesidad universal.

No soy por tanto defensor de ningún tiburón neoliberal pero creo llegado el momento de denunciar el “cuanto peor, mejor “de ELAB, todo junto. Eso no es sindicalismo. Mi aita, como todos los de su generación eran afiliados al PNV y a ELA, que eran las dos maneras de trabajar por Euzkadi. ELAB es Sortu, con el nombre histórico de una sigla que no tiene nada que ver en su cúpula con lo fundado por el PNV en 1911. Nada. En la transición y cuando el Gobierno Vasco planteó el “salario social” esos avances en la sanidad y en la asistencia y la educación recibían el menosprecio de la Izquierda Abertzale, que las consideraba trampas reformistas, vergonzosas limosnas arrojadas por el capitalismo a la socialdemocracia y al socialcristianismo en pago a la gestión de los intereses de sus amos. “Obrero despedido, patrón colgado” y lindezas parecidas, como ahora lo de “Urkullu, trabaja tú” ¡Que listos eran y son!. Se fiaban menos de Olof Palme y de José Antonio Agirre y Uzturre que de Ceaușescu. Y siguen igual. Cúpulas que no han superado el sectarismo de la III Internacional, gentes que prefieren ganar el pulso a la dirección de Mercedes aun a costa de no lograr una inversión de futuro y que incluso la empresa se vaya que dar su brazo a torcer porque ellos siempre tienen toda la razón y nada más que la razón.

Se impone seguir el consejo de Uzturre. Hay que denunciarlos como lo que son. Un sindicato correa de transmisión de una organización que nada tiene que ver con un sindicalismo moderno, al servicio del país y sus trabajadores. Un sindicalismo tercermundista y antisistema. l

* Diputado y Senador de EAJ-PNV (1985-2015)