O hay argumento fiscal más manido que el que defienden los sindicatos en relación al Impuesto sobre Sociedades. Es de libro: si una empresa gana dinero, que deje una buena parte en Hacienda. Por lo general se pone el listón en el 25%. Hablando siempre, claro, de grandes compañías, no de Tuercas Gómez. Se plantea en definitiva que aquel que gane 100 millones de euros, deje 25 millones en el bote de la administración para que el maná caiga sobre las familias. Esa demanda, que así planteada tiene toda su lógica, obvia algunas cuestiones básicas. Por ejemplo, que además de Sociedades las compañías también pagan las cotizaciones de Seguridad Social y el IRPF de los trabajadores. Es cierto que los convenios colectivos fijan un salario bruto y que son las empresas las que asumen los costes laborales. Tanto como que ese dinero va a parar a las arcas públicas. También ocurre que las compañías dedican parte de sus beneficios a inversiones que generan nuevas oportunidades de negocio, más empleo y, vaya, más dinero para la caja de hacienda. Y desde luego no se tiene en cuenta que cuando un empresario lanza un proyecto, entre otras cosas pero sobre todo, está pensando en llevarse a su casa un buen pellizco. Hay discursos que empachan hasta saciar cualquier estómago y además solo llevan a generar ruido. La suerte es que esos mensajes forman parte del escaparate de la economía. Los sindicatos saben de sobra qué es lo que se cuece en cada empresa