Los primeros agricultores y ganaderos llegaron a Europa procedentes de Anatolia, la actual Turquía. Esos pueblos eran el resultado de la mezcla repetida entre grupos de cazadores recolectores europeos y del Medio Oriente que se movían de unos lugares a otros. Hace algo más de ocho mil años, esos primeros granjeros empezaron a desplazarse hacia el oeste, hacia Europa, donde se fueron cruzando con cazadores recolectores locales. Llegaron en diferentes momentos a prácticamente todos los enclaves de Europa Occidental, en un proceso que se prolongó durante varios milenios.

Una investigación a gran escala, basada, sobre todo, en datos de genoma antiguo, indicadores de dieta (ratios entre isótopos de carbono y nitrógeno), de movilidad (ratios entre isótopos de estroncio) y de cubierta vegetal (polen) ha permitido caracterizar la transición al Neolítico en Europa y amplias zonas del oeste de Siberia. La investigación ha revelado que, ya antes de producirse la llegada a Eurasia de los primeros agricultores, había una gran diversidad genética en los pueblos de cazadores recolectores. También ha permitido identificar un linaje procedente de la cuenca media del río Don que tuvo una aportación genética significativa a los yamnaya, los pastores nómadas de las estepas al norte del Cáucaso y de los mares Negro y Caspio.

Al este de una franja de terreno que se extiende en dirección norte sur desde el Mar Báltico al mar Negro, la neolitización no conllevó la sustitución de los linajes genéticos preexistentes. Sin embargo, la transición tuvo una influencia genética muy importante al oeste de esa franja, de tal manera que en algunas zonas, como la actual Dinamarca, se produjo una sustitución total de los linajes de cazadores recolectores por los de agricultores y ganaderos que procedían de Anatolia.

La segunda mayor transformación genética empezó hace unos cinco mil años y se prolongó durante diez siglos aproximadamente, que es el tiempo que tardaron los yamnaya en expandirse desde las estepas al norte del Cáucaso hasta la mayor parte de las regiones europeas. Los pobladores neolíticos que ya habitaban el este, sur y oeste del subcontinente europeo se mezclaron con los pastores yamnaya, mientras que en Escandinavia, más que mezcla, se produjo la sustitución casi total de los antiguos linajes por los recién llegados. Algo similar ocurrió en el oeste de Siberia. Recordemos que los yamnaya se desplazaban a caballo y en carros que utilizaban, además, como vivienda.

Ya antes de la transición neolítica Europa era genéticamente muy diversa. La neolitización, con sus movimientos de pueblos de procedencias diferentes, aportó mayor diversidad. Y la adaptación a las condiciones ambientales propias de cada región, incluidas las relacionadas con la comida, generó variación adicional. Aunque los movimientos de población y las adaptaciones se han seguido produciendo tras completarse la revolución neolítica, todavía hoy se detectan patrones de variación que hunden sus raíces en lo que ocurrió en nuestro continente hace más de ochenta siglos. l