Comparto la preocupación del Centro Simon Wiesenthal por los altercados de trasfondo político que protagonizaron en Bilbao hinchas del Hapoel y activistas propalestinos. No merece la Villa que el hooliganismo de unos y/o de otros provoque disturbios. Lo que no comparto es el tono reprobatorio y sesgado al que ha cedido quien ha sido ejemplo de defensa de la debida memoria del Holocausto. En Euskadi hemos padecido a hooligans de toda sensibilidad y hemos reprobado los excesos de todos. El respeto merecido se administra; si se explota sin medida se pierde.