Si no te espían el móvil, no eres nadie. Hoy, Sánchez juega en primera división con Macron, Johnson, Mohamed VI y un buen puñado de presidentes y primeros ministros más. Tampoco ellos tienen claro si les vigilan sus enemigos o sus amigos; los que quieren su mal o los que deberían ocuparse de protegerles; los de dentro o los de fuera; por intereses geopolíticos o económicos. Pero la mayoría de los países a cuyos primeras espadas les han dado descabello pinchándoles los teléfonos móviles han comprado el programa espía ellos mismos. Cuídeme Dios de los míos.