L escándalo es de proporciones metaversales, si el invento ese tuviese dimensión. Sabemos que se espía, que nos espían, pero conocer aunque sea una ínfima parte de lo que se cuece en las esferas de los grandes poderes acojona de verdad. Los móviles de más de 60 líderes independentistas catalanes y vascos han sido monitorizados -o sea, espiados; o sea, conocidos sus movimientos, llamadas, mensajes...- mediante el programa Pegasus que solo pueden comprar los Estados. La ilegalidad parece manifiesta. Eso también es corrupción. Habla, Moncloa, habla.