La línea que separa la construcción de alternativas de la lucha antisistema es la legitimidad. En el Parlamento vasco se gesta un acuerdo elaborado con trabajo por PNV, PSE y EH Bildu al que felizmente se une ahora Elkarrekin Podemos. De ahí debe salir una Ley de Educación legitimada por la representatividad democrática que otorga el sufragio universal. Los derechos a aportar y a discrepar no están en duda pero atrincherar al sector en una huelga contra el mecanismo de consenso político, que es la representación de la mayoría social, posiciona a los sindicatos convocantes en una actitud antisistema, no en una vanguardia alternativa.