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Igual de injusto

ODOS los informes del Gobierno vasco sobre las consecuencias de la violencia padecida en Euskadi contra distintos colectivos remueven por dentro. Todos. Pero el último elaborado sobre los asesinatos y amenazas contra miembros de la Policía Nacional y la Guardia Civil es especialmente perturbador. Para muchos en este país es relativamente sencillo o cómodo empatizar con ciertas víctimas -sobre todo las que ETA denominó "ajenas al conflicto"-, pero no tanto con los "txakurras". Y su acoso, vacío social y asesinato fue igual de injusto, intolerable y condenable.