AS videoconferencias de presidentes son fascinantes. A todos los niveles. El top es un encuentro digital entre Vladímir Putin y Joe Biden, no solo por el efecto balsámico que pueda tener en las tensiones entre ambos y en el frente de Ucrania, también por el lado de semiótica. La imagen de Biden, rodeado de asesores, intentando evitar que brote esa sonrisa de tío abuelo soltero que cena en casa ajena en Nochebuena dice tanto como la de Putin solo y con cara de pocos amigos. Cara de exagente de la KGB, para entendernos. Pero sin llegar a esa relevancia geoestratégica, una videconferencia de presidentes autonómicos da mucho juego, en el terreno del morbo, se entiende. Arranca Pedro Sánchez felicitando la Navidad como manda el manual de cortesía y todos los asistentes buscan el cuadradito de Isabel Díaz Ayuso, a ver qué cara pone mientras el presidente habla. A los diez minutos, el chat de los líderes regionales socialistas recibe el primer mensaje: "¿Para esto nos ha convocado? ¿No venía a escuchar? Si ya está todo decidido". En respuesta, otro barón teclea "calla, calla, que podía ser peor, que nos pidiera soluciones". Después envía una imagen de un folio en blanco con el escudo de su gobierno y el emoticono de la risita. El chat de los populares, tras dedicarle un par de groserías a Sánchez, se centra en lo importante. "Qué jugada maestra Mañueco. La reconquista empieza por Castilla". Así que todo se salda de la forma más tibia y con un lehendakari con una batería de medidas en la cartera.

Asier Diez Mon