O tiene un pase. La declaración de Mikel Antza desde Donostia ante la Audiencia Nacional no tiene que ver con su faceta literaria. Su liderazgo político en ETA entre 1993 y 2004 coincide con el ciclo de persecución y asesinato de políticos electos en Euskadi, lo que genera sospecha de eventual responsabilidad en el asesinato de Gregorio Ordóñez, por el que declaró ayer. El despliegue de rostros pata negra de la cúpula de Sortu para aplaudirle a la puerta del juzgado es un auténtico akelarre. Se venden como chefs homologados pero siguen revolviendo el caldero de los sapos.