VISA el secretario general de ELA de que en 2022 toca conflicto. A más. El conflicto lo identificó hace siglo y medio Karl Marx como motor de la historia y, antes, Maquiavelo, por cierto. Así que, innovador no es. Frente a él la conciliación obliga a reconocer a la contraparte en sus derechos -trabajadores y empresas-. Y ya, la unión de ambos en el cooperativismo supera diferencias de clase y evita el choque. Pero contrapoder solo se es chocando, no sumando. Por ahí, ELA quiere trascender su función sindical sin la engorrosa búsqueda de legitimidad democrática. En eso es muy sincero, aunque no lo diga.