L pasado jueves el Gobierno Foral presentó la Encuesta sobre el conocimiento del terrorismo en la población escolar de ESO de Navarra, a la que contestaron algo más de un millar de jóvenes de entre 12 y 16 años en las últimas semanas del pasado curso escolar. Algunos datos sorprenden, otros no tanto y algunos más han hecho que más de un observador se lleve las manos a la cabeza. Entre estos últimos hay uno que destaca: casi la mitad de los jóvenes navarros afirman no conocer a ETA. De hecho, a casi uno de cada cinco ni les suena. Nos podemos hacer cruces por esa desmemoria, que también vale para otros terrorismos y otras violencias, pero la cuestión es que todo va a gran velocidad. De hecho, la organización armada hace ya más de 10 años que dejó de cometer atentados y lleva más de tres autodisuelta. Todo una eternidad. Para muchos y muchas jóvenes de hoy ETA es poco más que un mal rollo de la generación de sus progenitores que poco tiene que ver con su vida y sus preocupaciones. Sin embargo, prácticamente el mismo día y a la misma hora, el portavoz de Navarra Suma se refería a ETA en casi 20 ocasiones para justificar su oposición al pacto presupuestario entre el Gobierno Foral y Bildu. No se daba cuenta Javier Esparza de que, por ese camino, las generaciones más jóvenes van a acabar no sabiendo ni de qué les está hablando. La derecha navarra, y a UPN en particular, continúa anclada en la melancolía de un pasado cada vez más remoto. Debería hacérselo mirar. Hay otro dato en la citada encuesta que no ha llamado tanto la atención. Según la misma, el 26% de los jóvenes de la Comunidad Foral justificaría el uso de la violencia para obtener fines políticos. No detalla la encuesta cuál es el ideario político de ese cuarto largo de adolescentes navarros que no le harían ascos a la pipa. Si se buceara en ello quizás nos encontraríamos con alguna sorpresa.