UPERADO el primer obstáculo de los presupuestos de Sánchez -acordarlos intramuros- la experiencia del pasado y el grado de cumplimiento de otros compromisos puede muy bien animar a plantearlo como el tute subastado. Todos conocen las cartas que hay, que son las de la baraja, y cada cual sabe las que tiene en la mano; así que, con todo ello, se anima cada cual a marcar el palo que pinta sobre la previsión de puntos que es capaz de sumar. Así, el que más apuesta en la subasta asume el compromiso de cumplir lo anunciado. Pero, no sé por qué, Sánchez subasta a oros pero acaban pintando bastos.