ERÁN quizá pocos, pero los afganos y sobre todo las afganas que están desafiando a los talibanes en las calles con manifestaciones y protestas están dando una lección de dignidad, no solo a los fundamentalistas sino al mundo. Enfrentarse públicamente a quienes han demostrado tanta crueldad e intransigencia lanza un mensaje a las fuerzas internacionales que los han abandonado a su suerte y hasta les acusan de no querer librar la batalla. Afganistán es hoy un infierno pero lo será mucho más con el paso del tiempo. Un infierno sagrado muy costoso. ¿Cómo lo han logrado? Como tantas veces, hay que seguir el rastro del dinero.