A he perdido la cuenta y me siento culpable por ello. No recuerdo el número exacto de mujeres asesinadas este año por un hombre al que un día quisieron. Es momento de dar otro aviso ahora que aspiramos a normalizar nuestro ocio, nuestras relaciones sociales. La dignidad de la sociedad sigue desangrándose a chorros por las heridas abiertas en miles de cuerpos femeninos. Hay que volver a gritar "libertad" mirando a los ojos a los que la reclaman sobre el sacrosando derecho a pasarse de copas. Libertad es que no te posea nadie; que no te use, que no te mate. Y la seguimos perdiendo.