N fechas tan recientes como marzo de 2015, un conocido eurodiputado arranca a opinar sobre "niños subnormales" en una tertulia televisiva. Cuando el moderador dice que prefiere usar el término niños con Síndrome de Down, el político estalla diciendo que a él no se le censura. El moderador, con la habilidad que le caracteriza, dice que nadie le ha censurado, solo que él -el moderador- prefiere usar el término "niños con Síndrome de Down". El caso es que acudes a las hemerotecas y puedes ver como en este país allá por los años sesenta se celebraba "el Día del Niño Subnormal" o cómo una célebre cantante de aquella época daba conciertos benéficos a favor de una asociación de "subnormales".

Llevamos cierto tiempo presenciando una extraña campaña por un sector político muy concreto contra lo que denominan la "dictadura de lo políticamente correcto". Y para mostrar su oposición a lo políticamente correcto, se despachan hablando -casi siempre airadamente- de dictadura peor que cualquier dictadura, porque se ha impuesto por sectores que consideran nocivos, desde el feminismo al de los derechos humanos. Últimamente cuando acudo a hemerotecas me encuentro perlas envenenadas de estas. Y siento horror al verlas, horror que, me avergüenza decir, no sentía en aquellos años cuando esas expresiones eran normales.

Creo que la corrección política nos ha hecho mejores personas a quienes intentamos practicarla. Que somos mayoría. Creo que aplicarla no hace daño. Al revés: promueve la empatía hacia los y las demás. Y creo que hay que oponerse a quien lucha contra la corrección política, pero no enfrentarse a ellos. Como el moderador de esa tertulia televisiva. Afortunadamente es un cambio que no tiene vuelta atrás. Por ello, cuando estallan airadamente, ellos solitos se retratan. Y ellos mismos son su peor enemigo.@Krakenberger