ESCARTEMOS la tentación de debatir sobre si los catalanes se han equivocado o no. Ese es el recurso de los perdedores y es hora de asumir la realidad de las cosas. A los vascos nos dijo Aznar que eramos unos inmaduros porque no le dimos las llaves de Ajuria Enea a Mayor Oreja. Han pasado 20 años y es obvio que aquello fue un acierto. Las herramientas para hacer política son las de la legitimidad de las urnas. La baja participación es un hándicap, pero no invalida nada. Ahora, sean consecuentes unos y otros y asuman ya que les toca coser fracturas. Ahondándolas solo medran los extremos.