L gobierno español es centrípeto, ultra absorbente. Por no soltar la presa de los fondos europeos está tentado de inventar un procedimiento nuevo aunque ya hay uno contrastado: el de la distribución de los fondos de desarrollo regional (Feder) en el que las autonomías tienen arte y parte en la orientación, gestión y aplicación de sus dos terceras partes, como corresponde a un estado descentralizado. Y ya, cuando Iglesias pretende fiscalizar a las autonomías sobre cómo aplican su norma antidesahucios -yo, mío, mí-, ha perdido el norte de las competencias compartidas, no digamos las exclusivas.