N la política española todo lo que debería ser sustancial es instrumental. La educación es un clásico. Cada modelo tiene más que ver con una percepcion ideológica que pedagógica. Para Euskadi, la ley Celaá aporta estabilidad; jurídica porque desjudicializa aspectos recurridos con la ley Wert -las becas, sin ir más lejos- y refuerza la competencia; y curricular porque aumenta el porcentaje de materias definidas aquí. Y eso que la loable apuesta por la educación pública es miope a la realidad vasca, donde la red concertada -ikastolas y Kristau Eskola- cubre la mitad del alumnado por elección de la ciudadanía.