UALQUIERA diría que la sentencia del Tribunal Supremo sobre la Gürtel ha exonerado al PP. Y, sin embargo, les ha ratificado la condena, oiga. Pero Rajoy y Casado deciden que la verdad no les estropee el relato porque voceros no les faltan para retorcer la palabra para los fieles. Ayer, las teles que se reparten el cotarro en Madrid y la prensa afín les hicieron la ola, construyendo una pátina de euforia en la derrota. Es el caballero inexistente de Italo Calvino que, a fuerza de voluntad, dotaba de vida a una armadura hueca. Rajoy dice que se siente reparado. Le han cambiado la trócola pero sigue sin frenos.