NTUYO que los otrora policías de balcón, reconvertidos ahora en comisarios de acera y terraza, van a proceder al señalamiento de los jóvenes a poco que se descuiden como propagadores del bicho y potenciales contagiadores de los mayores. Pero en honor a la verdad los chavales y chavalas se comportan como sus padres y madres, solo que a su modo. La diferencia esté posiblemente en el modelo de diversión y ocio. Hay jóvenes muy responsables y muchos sénior con el nivel de compromiso de su neurona activa. Que el virus no nos lleve a una guerra intergeneracional.