LLEGA el candidato Pedro Sánchez a Euskadi y se acuerda dos minutos del Estatuto incumplido. Que si gana esta vez es la buena, dice. Se vuelve a Madrid y, como los lunes hay jubilados en la calle, anuncia una subida de sus pensiones en diciembre vinculada al IPC. La subida que, por cierto, estaba ya comprometida el año pasado por intercesión del PNV con Rajoy, primero, y el propio Sánchez, después. También si gana, claro. Es su prerrogativa sobre el resto de candidatos porque, estando en funciones, cada vez que gesticula en esta precampaña parece que gobierna.