HACE pocas semanas, en pleno lío de los ongietorris, todo un parlamentario vasco comparó los homenajes a gudaris con los recibimientos a los expresos. Todavía (creo) sigue en su cargo. Imagino que el gudari José Moreno, si hubiese podido, le habría pateado dialécticamente en el culo que calienta el hemiciclo. “Habré matado personas en el fragor de la batalla, pero nunca maté a nadie con un tiro en la nuca”, había dicho. Se refería a los fascistas, pero tanto da. José Moreno, uno de los últimos gudaris, ha muerto a los 100 años y con su dignidad intacta.