SE puede encontrar en redes sociales a quien sostiene que los calificativos dedicados a una ministra por un representante de Vox son libre expresión política. Es la perversión que conlleva la normalización de determinados discursos de fobias y agresividad. No, señoras y señores, llamar “puta” a una señora, ministra o no, no es un ejercicio de libertad. Es un insulto que denota una cultura agresiva, violenta si se da el caso. Es la intolerancia hacia el rival político, elevado a enemigo social. Quienes han naturalizado ese pensamiento son colaboradores necesarios: PP, C’s y sus pactos con Vox.