Los pájaros no matan escopetas, las ovejas no matan carniceros y las mujeres no violan y asesinan hombres; es al revés. Bernardo Montoya ha confesado el crimen de la joven Laura Luelmo. El perfil delictivo de Bernardo es inquietante. Ha pasado 20 años entre rejas por varios delitos, entre ellos el de asesinato. Aunque un solo suceso ya sería horrendo, salvajadas como esta última son machaconamente frecuentes. Bernardo Montoya, lejos de corregirse, se ha deshumanizado aún más. Algo va mal en nuestro sistema penitenciario si programas de reinserción, resocialización y reeducación centuplican la hostilidad y la revancha. Ciertas declaraciones irresponsables/busca votos de algunos políticos y tertulianos a prensa y redes, incendian más que ayudan. Que una mujer no pueda libremente caminar a la hora que quiera, vestir, moverse o arbitrar (este último es capítulo soez aparte), se escapa a cualquier suerte de raciocinio. Iniciativas personales nocturnas tales como taxistas protectores, o autobuses que dejan a la usuaria lo más cerca posible del domicilio, contribuyen al efecto disuasorio y suavizan temores. El depredador urbanita aprovechará cualquier ocasión. La policía, además de amistades o parejas, son a quienes realmente se debe acudir en caso de sospecha o inquietud. Es inaceptable que en pleno siglo XXI no existan políticas sociales eficaces contra semejante lacra. La bestia no podrá mordernos a todos. Unión y prudencia?