A menudo leo cartas de agradecimiento a Osakidetza, por el tratamiento recibido, etc. He de decir que siempre no es así. Mi padre llevaba dos años encamado, con ingresos de vez en cuando, pero siempre salía adelante y era feliz con su familia en casa. Pero en agosto fue hospitalizado en Galdakao por una infección estomacal y los médicos no quisieron operarle, aunque sus condiciones por edad, etc. no auguraban que podría salir de la misma. La familia solicitó encarecidamente operarle aunque muriera, pero los médicos se negaron y le fueron quitando la vida con la sedación. Aguantó cinco días hasta que se le paró el corazón. Solo pido con esta carta que Galdakao reconozca que no intentan siempre luchar por la vida de las personas.