Reforma necesaria
Son demasiado frecuentes las decisiones y sentencias judiciales de todo tipo difícilmente aceptadas por la mayoría social; sin olvidar la habitual tardanza, que en sí puede suponer ya un plus de injusticia. Afortunadamente, no todas ellas son siempre así. A veces son las leyes o unos procedimientos retorcidos o arcaicos la causa de esas inaceptables decisiones. Pero cambiar las leyes corresponde a otros estamentos; hoy hablamos del judicial.
Es necesario mantener la independencia de la Justicia de los poderes legislativo y ejecutivo para salvaguardar su función (sospechosamente traicionada a veces). Sí, pero al mismo tiempo habrá que declarar con rotundidad su dependencia absoluta de la sociedad que la genera y sustenta. Siempre he dudado de que un examen de oposición sea suficiente para probar las capacidades de equilibrio, valores éticos y empatía social imprescindibles en quienes ocupan puestos en el ámbito judicial. Tal vez habría que sustituirlo por un sistema de acceso controlado democráticamente, al menos para los cargos más importantes del organigrama de ese estamento. Y democratizar a través de los votos directos de los ciudadanos, que servirían tanto para elegir a los componentes de unos organismos de control, cuyas decisiones y vetos sobre personas y decisiones y sentencias serían asumidos institucionalmente. La votación directa de los ciudadanos sería adecuada también para elegir los cargos más importantes del complejo entramado judicial.
Esa renovación es urgente para mejorar la democracia en las actuales estructuras políticas.