Para la Constitución española, las hoy llamadas personas mayores somos las de la tercera edad, una denominación que actualmente no es admitida, pero que en 1978, con el concepto que se temía de este colectivo en aquella época, y la mentalidad de los padres de la Constitución no nos tiene que extrañar. Por lo tanto, con mis 79 años y jubilado, según la Constitución española soy una persona de la tercera edad, y como además milito en una asociación que reúne a personas con esta misma calificación social, me he preocupado de ver lo que dice esa Constitución española, que algunos defienden a ultranza y otros la rechazan con igual o parecido entusiasmo. He repasado todo el articulado de la Constitución y la única referencia a las personas de la tercera edad está en el artículo 50, donde dice que: “Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas, su suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad”. Yo entiendo por adecuada aquella que permite vivir con dignidad, y por periódicamente actualizada aquella que mantiene el poder adquisitivo de los preceptores de la pensión. Y viendo que estamos muy lejos de que se cumpla esto que dice la Constitución, yo me pregunto: ¿No es el Partido Popular quien está en el Gobierno de España y quien con más fervor defiende la Constitución? ¿Y no es este Gobierno quien aprueba una actualización de las pensiones del 0,25% y mantiene a millones de pensionistas por debajo del umbral de la pobreza? Esto me hace pensar que el cariño del Gobierno y de los llamados Partidos constitucionalistas por la Constitución Española, es muy selectivo: lo que me interesa sí y lo que no me interesa no.

Así nos luce el pelo, o la calva, porque a los de la tercera edad, como nos califica la Constitución española, el pelo ya nos luce poco.