Señor Rivera, hay un lema castellano, que viene de Israel, aplicado a los judíos que escaparon del exterminio nazi y dice así: “Un momento, déjame pensar”. Pues haciendo gala de su fluidez verbal y de su capacidad expresiva en muchos momentos de su peregrinaje por la política, haría bien en dedicarse un momento a pensar, antes de hablar.
Señor Rivera, me estoy refiriendo, ni más ni menos, que a sus declaraciones amenazantes contra el PNV y, por ende, a todo el País Vasco si usted tuviese ocasión de alcanzar el palacio de la Moncloa. Tiéntese la ropa, señor Rivera, y no haga uso de la incontinencia verbal a la que nos tiene acostumbrados cuando los medios de comunicación le ponen una alcachofa delante de la boca.
Señor Rivera, se escuda en su espontaneidad y sinceridad para justificar sus palabras y se reafirma diciendo “digo lo que pienso y lo que siento, al que le guste bien y al que no también”. Usted presume de no tener inconveniente en soltar sus juicios y arrojar sus verdades, sin atender al contexto ni al momento y relación que mantiene con el contrario.
Señor Rivera, por último, no quiero ser aburrido: si uno de los motivos de su incontinencia verbal es debido a que está atravesando un momento de especial nerviosismo, sería muy deseable y recomendable que practicara algún tipo de técnica de relajación, como la respiración profunda. Le ayudarán a sentirse mejor y a tomar la distancia emocional suficiente como para pensar antes de hablar y a no tener que arrepentirse de sus palabras.