MARIANO Rajoy ha sido determinante en la crisis catalana por el modo en que ha alimentado el choque durante años y lo ha gestionado con desdén durante meses. Los meses de una legislatura que arrancó tras su pérdida de la mayoría absoluta y después de un año de interinidad. Un gobierno débil, acosado en los tribunales por la corrupción; era un continuo dolor de cabeza. ¿Alguien se acuerda ahora? Como quien enmascara un dolor constante con otro agudo, a Rajoy no le duele la cabeza porque se ha roto una pierna en Catalunya. El problema es cuánto nos durará a todos la cojera.