Sin enmienda
Parece mentira que exista en el País Vasco un territorio que tiene que tocar a rebato para ponerse de acuerdo en alcanzar mejoras para la ciudad y la ciudadanía; tal es el caso del TAV y su entrada en Gasteiz y el rocambolesco cierre de la central de Garoña y para finalizar, sin la guinda, tenemos el bus eléctrico inteligente. Con todo ello se pretende que la tacita de plata del norte esté a la altura del siglo XXI y tenga los medios de transporte necesarios para facilitar la movilidad. Pero diríase que los concejales del Ayuntamiento de Gasteiz no fuesen vecinos de la ciudad sino de otro territorio, dada la forma en que defienden los proyectos ambiciosos para mejorar la ciudad. Todos los grupos políticos defienden el soterramiento del tren a su paso por Gasteiz con una única red ferroviaria para viajeros y mercancías, pero son incapaces de consensuar una iniciativa conjunta. Añadiendo que el trazado de la nueva estación sea subterráneo en los entornos urbanos más próximos. Lo que ya pasa de castaño oscuro es que sigamos dándole vueltas a la central de nuclear de Garoña, que va a quedarse obsoleta mientras se toman el tiempo y la decisión de hacerla desaparecer. Y más cercana anda la ampliación del tranvía. Mientras algunos vecinos vetan su incorporación al barrio de San Cristóbal-Adurtza, otros esperan incrédulos las propuestas que se barajan para la ampliación de dicho servicio. Ver para creer.