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Educar para el futuro, altura de miras

EDUCAR para el futuro significa prepararse para el cambio y la transformación continúa. Y eso no se logra incorporando exclusivamente el último avance de las tecnologías. Habrá que mantener cuestiones como el esfuerzo constante, la ética, la solidaridad, el discurso de los derechos y de las obligaciones. Lo vertiginoso del cambio que estamos viviendo y la necesidad de la adaptación permanente exigen proporcionar las herramientas precisas para que el educando adquiera la autonomía necesaria para su autoafirmación, continuo aprendizaje y para que obtenga conocimientos y competencias facilitadoras de su bienestar. No descubriré, pues, nada nuevo si afirmo que la educación no es un tema trivial, sino algo fundamental y básico de la sociedad como un seguro y garantía de futuro. Ciertamente, los cimientos de la convivencia ciudadana, el progreso e incluso de la propia democracia están formados, sin duda, por el sistema educativo del que nos dotamos acordando y consensuando. Acuerdo y consenso necesarios y posibles de conseguir con la participación de todos los elementos concernidos en el hecho educativo con diálogo, debate, generosidad y amplitud de miras. Nadie sobra en el empeño. La educación es mirada larga y no arma política cortoplacista. Cuestión seria, porque una sociedad que no apueste por una educación de calidad lo pagará caro en el futuro. Debe ser compartido que la educación es el motor de la sociedad y que no puede estar sujeta a meros intereses partidistas. Estamos dibujando el futuro.

En este sentido entiendo que el Gobierno vasco en su conjunto y el equipo del Departamento de Educación en concreto, con su consejera Cristina Uriarte a la cabeza de su responsabilidad, bien me consta que lo tienen muy claro: el pacto en el tema de la Educación es necesario, imprescindible, es una demanda de la sociedad vasca y debe sustentarse, consensuarse y acordarse con la comunidad educativa y sus agentes. Un Pacto Educativo que culmine en una nueva Ley de Educación consensuada e integradora que dé respuesta a las nuevas demandas y necesidades. Una Ley de Educación para todo el Sistema Educativo Vasco. Y ello porque la educación, en su más amplia acepción del término, es un bien común inestimable que como tal debe ser preservado, que está en continua evolución y que debe anclarse en la sociedad a la que sirve en clave de acuerdo. Sí, son tiempos complicados los que estamos viviendo, los temores son crecientes, nuevas son las oportunidades, complejo es el futuro. Circunstancias ellas que impelen a todos los agentes concernidos a una lectura compartida de cómo avanzar preservando lo bueno, que es mucho. Y estamos obligados a acertar en esta reflexión compartida. Pero, digámoslo también, en Euskadi tenemos un buen Sistema Educativo, estable, y participado con todos los agentes educativos. Es un logro colectivo en el que el acuerdo, el consenso, el diálogo y la consulta han sido acertadas características que la han traído a buen puerto y que la llevarán a mejor como hace 24 años con el Pacto Escolar. La consejera de Educación, Cristina Uriarte, compareció el 15 de febrero en sede Parlamentaria para presentar el informe relativo a la evaluación de PISA 2015. La consejera mencionó los datos más significativos que recoge la evaluación que cada tres años organiza la OCDE y planteó en consonancia tres ejes de mejora. Tras presentar y desgranar los principales datos recogidos en el informe elaborado por el ISEI-IVEI, la consejera de Educación dio a conocer detalladamente las principales líneas de actuación previstas por su Departamento.

Las acciones fundamentales, las principales de ellas, irán dirigidas al logro de tres objetivos: Implementar las herramientas necesarias y elaboradas para el desarrollo del modelo educativo en el aula, mejorar el proceso de comprensión lectora y la formación del profesorado. En relación al primero de los objetivos, se impulsará el proceso de aprendizaje por competencias en el aula priorizando la formación de aquellos aspectos relacionados con la intervención en aula y en concreto con metodologías, criterios, formas y herramientas de evaluación que favorezcan su desarrollo. Un segundo eje de acción buscará mejorar el proceso de compresión lectora, siendo un aspecto básico para el desarrollo del resto de competencias. Como tercera línea de actuación, la voluntad de seguir profundizando en la formación del profesorado como principal agente del cambio y mejora. Es necesario adecuar el perfil docente a las nuevas necesidades. Ni desencanto, pues, ni irreal utopía, sin demagogia, con factibilidad, optimismo y ganas de seguir trabajando. Sí, ciertamente, los resultados son malos y preocupantes. Siendo esto así, ello no nos debe hacer caer en un injusto e irreal análisis de nuestro sistema educativo porque a lo largo de más de 35 años Euskadi ha construido un sistema educativo del que todos debemos sentirnos orgullosos. Tenemos una sociedad bien formada gracias a ello y la obligación de preservar lo bueno que tenemos y mejorar, lo mejorable. Que lo hay.

Los malos resultados obtenidos en PISA han provocado una fuerte sacudida. Cierto. Se impone la autocrítica y la reflexión compartida. Hagamos de la necesidad virtud, aprovechemos el momento, conviértase el disgusto y el susto en acicate y no en herramienta arrojadiza para desgaste del gobierno de turno porque hay cuestiones que deben de estar por encima del acostumbrado rifirrafe político. Es un reto de país, colectivo y compartido con todos los agentes y comunidades educativas. Se impone la responsabilidad colectiva, la crítica constructiva, la colaboración en buscar soluciones, la participación en reflexiones, el impulso a una continua mejora en la formación del profesorado, sujeto activo imprescindible donde los haya, pilar referencial, elemento clave y fundamental en el engranaje del sistema educativo, se impone reconocer la evaluación como herramienta para la mejora continua, es implicarse en un esfuerzo de equipo, mejorar las condiciones del profesorado en consonancia con los tiempos que nos toca vivir. Un profesorado profesional comprometido, responsable y eficaz. Mejora continua, planificación, cambiar lo que haya que cambiar, mejorar lo mejorable desde la reflexión, la estabilidad, lo factible y posible. La sociedad vasca así lo demanda y bien lo merece.

Y una última reflexión. En una fábrica o taller de confección de zapatos, boinas, cinturones, avionetas o gafas de sol, los diferentes sindicatos centran y basan su quehacer diario en la lógica y necesaria salvaguarda y respeto de los derechos de los trabajadores y trabajadoras y velan en consecuencia por sus condiciones sociolaborales, como no podía ser de otra manera. Pero los sindicatos no deciden, opinan ni presionan sobre el diseño, lo retro de la moda, el color, tamaño o tendencia a explorar de dichos productos. Pero parece que en Euskadi, en lo educativo, los objetivos sindicales son diferentes; y así, hablan, opinan y entienden sobre el tipo de educación, currículo a elaborar, contenido, programas y planes a desarrollar, valores a implementar e incluso el tratamiento de las lenguas o el mismo ratio de alumnos, plazos de sustituciones y un largo etc. Sindicatos que hace pocos días han convocado huelga general a la enseñanza pública con reivindicaciones que mezclan lo sociolaboral con lo pedagógico-didáctico. Bien, ya está, huelga consumada con interpretaciones varias, pero más allá de ella procede sentarse a hablar, acordar, e importante ello, presentar propuestas factibles y viables que redunden en la mejora continua de un Sistema Educativo que pertenece única y exclusivamente al conjunto de la sociedad vasca, es decir a todos. Cada uno/una atendiendo a su responsabilidad desde el lugar concreto que ocupa. Altura de miras.