“Este curioso y complejo personaje parece creado aposta por la historia para confundir las ideas a todos aquellos que creen tenerlas clarísimas y que, basándose en ellas, han decidido que la democracia es siempre una fortuna y que la dictadura es siempre una desgracia.” Esto se ha dicho de Pisístrato, un dictador griego que tomó el poder por la fuerza. Aplicado a ti, Fidel, habría que matizar que Pisístrato se apropió de una democracia y la respetó y tú derrocaste a un dictador que quería convertir Cuba en un prostíbulo para los yanquis. También hay que puntualizar que tú te has pasado por exceso de celo. Deberías haber dejado antes el control en mano de todos esos jóvenes a quienes has dado buena formación en escuelas y universidades gratuitas. Ellos, seguro, sabrán gestionar su futuro con mecanismos como elecciones libres. No han pasado los malos tiempos del capitalismo salvaje. Pero la lucha está ya planteada a nivel mundial y ahora que todo está globalizado, incluida la miseria, hay que dar soluciones mundiales para hacer que el capitalismo salvaje se trague su propio aguijón y sea la inteligencia y el conocimiento, no el dinero, quien ordene nuestra vida. Por tanto, Fidel, hay que darles el testigo a los jóvenes y espantar los miedos de la tutela. Darte consejos a ti, que has pasado por casi todo, incluida la muerte, no es nada fácil, pero la vida se impone como la muerte. Te mereció la pena vivir, pero también morir. El entendimiento y la utopía seguirán siendo el norte de los que te admiran, a pesar de los pesares. Y cuando te cabrees con alguien no le taches de mariconzón, que ya no está de moda y hay muchos amigos tuyos que lo son y con mucho orgullo.