LA Margen Izquierda del río Nervión, Ezkerraldea, es noticia frecuente en los medios de comunicación. Habitualmente, la relacionan con los problemas que causa la desindustrialización en esta histórica comarca vizcaína. Parece que después de casi dos décadas es discutible que las estrategias para encarar el punto y final de las grandes, medianas y pequeñas factorías -Altos Hornos de Vizcaya, Babcock&Wilcox, La Naval, Aurrerá, General Electric?- hayan encontrado conexión con el pasado y éxito con las medidas puestas en práctica. Da la impresión de que las élites políticas e institucionales se ven superadas por los acontecimientos y las estrategias juegan con el mito de la comarca y menos con la realidad. Pero, ¿qué se aprende de estas situaciones?
El efecto sustitución de la gran industria continúa sin que se vea el horizonte de llegada ni las soluciones a los problemas que quedan después del diluvio. El peso de lo antiguo equilibra los valores de lo nuevo y los éxitos no tienen que ver con la capacidad de olvidar sino con la de gestionar lo nuevo. Cómo renovarse es hacer la pregunta y encontrar respuesta a cómo salir de las manufacturas y la sociedad industrial clásica para acceder a la del conocimiento. La experiencia dice que no hay un vademécum ni una autopista con una dirección única. Los diseños pueden ser confusos en la definición y los resultados y no por que las elites no sepan lo que hay que hacer sino porque para separarse del pasado hay que entenderlo y encontrar sustitutos adecuados, sabiendo que no hay estrategias que no generen consecuencias, algunas indeseadas y otras imprevistas.
Las salidas se organizan sobre lo que las regiones saben hacer. La reinvención se apoya en los aspectos, recursos y conocimiento -materiales e intangibles- que tienen. La experiencia dice que la economía pública es el actor principal de estos procesos. El crecimiento de sectores como las actividades en nuevos negocios o el comercio no compensa la destrucción de empleos generada por la desindustrialización, dejando sin resolver la falta de oportunidades laborales de calidad. Las estrategias se vuelven hacia adentro y hacia afuera: se crean organismos e instituciones que construyen nuevas formas de colaboración entre los gobiernos basados en proyectos estratégicos (véanse, por ejemplo, los casos de Manchester, Glasgow, Pittsburg, Detroit, Dortmund, Wiggan...).
La senda del cambio conduce a la regeneración urbana de centros, barrios y periferias. En todos los casos, la reconfiguración de espacios urbanos sigue la estrategia donde las actuaciones urbanísticas, la inversión en industrias del conocimiento, la investigación o el sistema educativo concurren con nuevos diseños institucionales. La inversión en capital humano y la recualificación de la mano de obra ocupan el lugar destacado. El conocimiento experto se integra en las redes internacionales que tratan de estas cuestiones. Los entornos que abandonan el fracaso o el agotamiento de los respectivos modelos de industrialización utilizan agencias con estrategias específicas. Por ejemplo, en Finlandia han sido TEKES (Agencia Tecnológica) y SITRA (Fondo Nacional para la Investigación y el Desarrollo). En Bilbao, Bilbao Ría 2.000 y Bilbao-Metrópoli 30. En Manchester, CMDCI-Central Manchester Development Corporation o el City Pride Prospectus o la Manchester Investment Authorities o Manchester Knowledge Capital. En Dortmund, destacan el Dortmund-Project, el Technologies Zentrum Dortmund y Technologie Park...
El objetivo es transformar la imagen de la región. Ocupan lugar destacado los encuentros con expertos para enseñar y discutir el modelo de transformación, publicitarlo en revistas especializadas, atraer visitantes cualificados, convertir el turismo en un objetivo no porque esta actividad genera riqueza económica sino porque permite enseñar lo que somos. La pedagogía colectiva y el marketing social unen el carácter antiguo y tradicional de la comarca con las versiones de cómo pueden articularse las salidas para el momento en el que uno deja de ser lo que fue. La exigencia inevitable es: "muévete, construye salidas a tu situación, imita, comparte y difunde". El punto de llegada enseña que "lo sólido se desvanece en el aire" pero también que sin la acción pública las sociedades no se mueven de forma satisfactoria. Hay que tomar decisiones e invertir en cosas importantes, lo que obliga a definir con precisión cuáles son las cosas importantes.
Quizá sea este el problema que no está resuelto ni en la Ezkerraldea ni en las decisiones institucionales que se toman. Lo que se puede hacer tiene más peso de lo que debiera ser y quizá por eso se arrastren los problemas de la reforma de la comarca, sin que termine de verse la autopista por la que confía circular. Ante este panorama, y ante todo lo aprendido en las últimas décadas, la impresión es que la mitología sostiene la epopeya, pero no los resultados cosechados en la desindustrialización.
El regreso a los orígenes no puede ser, es una época que ya no está en el catálogo de la historia, pero en la definición del futuro queda mucho por hacer. Lo que no debe ocurrir es el regreso a querer comprender todo lo que pasa y todo lo que debiera pasar y no pasa con el uso de la mitología política -el mito de la Margen Izquierda-, porque, cuando ocurre, entramos en las entrañas de las estragias de simulación: aparentar tener lo que no se tiene.
La Margen Izquierda no necesita ideólogos ni pensamiento melancólico sino razones estratégicas e institucionales, planes viables y factibles, inversiones económicas en proyectos y formación de capital humano y élites dirigentes que sean capaces de colocarla en las redes de transformación del siglo XXI. Ezkerraldea despegará cuando se hable menos de lo que fue y mucho más de lo que es y quiere ser, cuando los problemas sobre los que tiene que tomar partido y decisiones tengan que ver con el lugar que tiene en la industria del descubrimiento de la sociedad del conocimiento, en las inversiones en I+D+i, en la formación de capital humano o el crecimiento demográfico.
Los tiempos de transición, cuando el peso de la historia es tan decisivo como en este caso, suelen ser difíciles, convulsos y problemáticos, pero lo que parece es que sin nuevas industrias y proyectos estratégicos, la comarca seguirá apelando al pasado, pero corre el peligro de transformarse en espacio físico de la melancolía, el territorio de los sueños perdidos o un parque temático. La referencia y las posibiliades de la comarca deben ser las industrias del conocimiento, por qué no parece factible pensar que otras actividades comerciales o parques comerciales de la industria del ocio, puedan ser sustitutos funcionales de Altos Hornos de Vizcaya, La Naval, Babcock, Aurrerá... La vida en la sociedad del conocimiento está en las industrias dependientes del I+D+i, en la formación y cualificación de la mano de obra, en el urbanismo sostenible o en los servicios de calidad. Estos aparecen como objetivos de las estrategias en la Margen Izquierda. Fuera de aquí, el futuro es más difícil.