El lehendakari Ibarretxe solía repetir una frase del filósofo Jorge Santayana que decía: "Los pueblos que no recuerdan su historia están condenados a repetirla".
Cuidado España. Tu centralismo centrípeto, prepotente, intransigente y soberbio te sacó de Filipinas, Cuba, México, Venezuela, Colombia, Ecuador, etc. Te cegaste a ti misma para no ver lo que pasaba. Te ensordeciste a ti misma para no oír las justas pretensiones de los habitantes, tanto autóctonos como criollos de aquellos países, que solo querían algo tan lógico y elemental como gobernar su casa. Porque la conocían, porque convivían con su pueblo, porque sabían que podían dirigir su gobierno mejor que Madrid. No admitías ningún cambio y te echaron de su casa.
Hoy ciega y sorda como siempre, no quieres enterarte de que Euskadi y Catalunya se te están escurriendo entre los dedos por mucho que cierres el puño.
Y no te salgas con que las situaciones no son las mismas, las situaciones nunca son exactamente las mismas, pero el descontento sí.
El tiempo es lento pero inexorable. La historia también.