E L apoyo del PP a los presupuestos vascos estaba tan claro como que hoy es fiesta. Sobre todo, para quienes estamos convencidos de que ese pacto antinatura firmado en su día con el PSE no tiene fecha de caducidad hasta finalizar la legislatura. Pero, además, ¿cómo iban a decir no los populares a unas cuentas donde el tijeretazo al bienestar va a ser de órdago a la grande y el hachazo al euskera va a constituir uno de los mayores golpes bajos a nuestra cultura? ¿Alguien se había creído las declaraciones del popular Oyarzábal poniendo en solfa al Gobierno de López? Es la táctica empleada desde algunos meses por el partido de Basagoiti, sobre todo, desde la campaña electoral de las elecciones generales, y que se había acrecentado tras la rotunda victoria de Rajoy. Y, además, quién manda en este Gobierno vasco plagado de perdedores, donde el único que se libra, según los populares, es el lavacoches, ya que al resto les consideran de segundo nivel, y por eso ellos (PP) son los que gobiernan en la sombra, con el mando a distancia del constitucionalismo, provocando el mayor frentismo que se está viviendo en nuestro país. Ahí tenemos el contencioso sanitario con La Rioja como ejemplo. Basagoiti ha tenido que intervenir en última instancia ante la incompetencia de las huestes de López para parar a Pedro Sanz, el artífice de la lucha contra las vacaciones fiscales y un ejemplo claro del antivasquismo. Aprueben las cuentas de una vez, que nosotros continuaremos tomando txakoli porque el rioja viene últimamente picado.
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