Siguiendo con las opiniones que han aparecido tras el reportaje del día 7 en DEIA, me he animado a dar mi opinión, sabiendo que no todos estarán de acuerdo ni lo pretendo.
Parece ser que el tema del repaleo es lo que más ha impactado a los aficionados y todos están de acuerdo en que se está perdiendo la técnica.
El comentarista que habla del repaleo dentro del agua, sospecho que es un entrenador. Como dice él, antiguamente se repaleaba dentro del agua. Esto hacía que con solo girar la muñeca la pala saliera a la superficie automáticamente pero al mismo tiempo era un freno.
Pero vayamos a mi opinión sobre el no repaleo (en adelante lo llamaremos recuperación).
Pongamos, por ejemplo, la regata de la última eliminatoria de La Concha: Hacía viento sur, según ETB, de 15 km/h. Supongamos que la trainera que viene hacia dentro con el citado viento de proa a 15 km/h, al que hay que sumar la velocidad de la trainera de otros 15 km/h, y hay que sumar, además, la velocidad de las palas en la recuperación, que es el doble de la trainera más el viento en su contra. Entonces, nos encontramos con los 15 km/h del viento más 15 del bote más 60 de las palas, con una resistencia total de 90 km/h sobre la superficie de las palas, que aproximadamente miden un total de 1,5 m2. Esto supone que durante la mitad del recorrido estén expuestas a esta resistencia. Es una superficie mayor a la que ofrece la trainera viniendo cara al viento.
Ahora vayamos al remo, en el cual 1/4 es palanca o tiborda y 3/4 lo que va al agua desde el tolete.
Entonces, por ejemplo, si un remero tira de la empuñadura 40 kg, la presión aproximada en la pala sobre el agua es de unos 10 kg y en el tolete la suma de los dos, nos da 50 kg. Pero si es al revés, y el viento empuja 1 kg en la superficie de la pala, en la empuñadura son 4, y en el tolete 5, lo que habría que multiplicar por 13 remeros.
Conclusión: En el medio minuto que se ha tardado de más en el recorrido hacia dentro, hipotéticamente, podríamos decir que 1/4 o 1/3 o más de la totalidad de segundos perdidos podemos achacarlos a la falta de un buen repaleo.