A mi madre, porque siempre ha estado allí. Porque siempre estarás ahí. Gracias por ese día que me enseñaste a dar mi primer pasito. Por esos años en los que me llevaste al dentista, cuando estabas cansada y aún así lo hacías muy gustosa. Por esas tardes estudiando, explicándome cosas... que no entendía. Gracias... ¡por esa santa paciencia! Porque sí, tienes una santa paciencia. También porque sin ti no estaría estudiando ingles, ni francés... Habría dejado las matemáticas si no hubieses estado ahí, diciendo las cosas mil veces. Aunque dijeses: ¡No te lo voy a volver a repetir, haz lo que quieras! al final... lo volvías a repetir. Por eso y tantas otras cosas: eskerrik asko, ama, asko maite zaitut.
- Multimedia
- Servicios
- Participación
